¿A qué edad puede un niño practicar snowboard?
Cada año, con la llegada de la nueva temporada de nieve a muchos padres nos asaltan las mismas dudas.
¿A qué edad pueden los niños practicar snowboard?
¿Cuándo es conveniente que se inicien en un deporte tan intenso como este?
A veces tenemos miedo de las posibles lesiones y vamos aplazando la edad, no obstante con el paso de los años, la mejora de los equipos y de la seguridad, así como el entrenamiento específico de algunos instructores especializados ha hecho que la edad para iniciarse en la práctica de la mayoría de los deportes de nieve sea cada vez más baja.
¿Cuándo empezar a practicar snowboard?
Pero vayamos a lo concreto. ¿Cuál es la edad mínima para que un niño o una niña comience a hacer sus primeros pinitos en snowboard?
Hace años sólo se veían niños de corta edad practicando esquí y en casos muy concretos. No obstante, cada día los padres snowboarders de las nuevas generaciones se atreven a llevar a sus pequeños a las pistas de nieve. Tomando todas las precauciones que os indicamos en este post, los niños y niñas pueden comenzar, sin problemas a deslizarse a partir de los 3 -4 años de edad.
¿Es necesario aprender a esquiar antes?
En los años ´90 se consideraba imprescindible aprender a esquiar antes de introducir a los niños en el snowboard pero esa idea ya no se mantiene. La elección entre el snow y el esquí depende literalmente de cada persona, de su cuerpo y de sus capacidades psicomotrices. Es importante que ofrezcamos los más pequeños ambas opciones y que prueben. Seguramente les atraiga más el snowboard frente a la parafernalia del ski que tiene muchos más elementos. El snowboard para niños es recomendable porque es simple, una tabla y ganas de aprender bastan. Además, todos los padres sabemos que cuantos menos elementos en juego menos posibilidades de hacerse daño. Nada peor que un buen susto para que no quiera volver a acompañarnos a la pista.
Ventajas para el desarrollo motor y psicológico de los más pequeños
Como en todo en la vida, cuanto antes podamos aprender algo más lo interiorizaremos y lo haremos nuestro así que, con paciencia y con precaución podemos hacer que nuestros niños comiencen a amar el snowboard y la nieve. Este deporte no sólo nos permite compartir con ellos en familia nuestro amor al invierno y a los deportes de las estaciones de esquí sino que presenta además varias ventajas únicas que lo distinguen de otras formas de actividad física y que lo hacen extremadamente recomendable para los niños.
En primer lugar, el snowboard debido a la exigencia de lateralidad, control muscular y entrenamiento de la actividad psicomotora inconsciente estimula al máximo el sistema nervioso y muscular de los pequeños, agudiza su concentración y afina su respuesta neuronal a los estímulos. La concentración para mantener el equilibrio y el trabajo que realizan los propios músculos para mantenerlo es enormemente positivo para su desarrollo.
Aprender a caerse para después levantarse, aprender que los errores nos sirven para crecer y poder quitarle hierro a un resbalón son enseñanzas fundamentales que un deporte como el snowboard ofrece a los más pequeños. Sin duda, la sensación de libertad que experimentamos los más adultos no es tan intensa para ellos porque… ¡son libres! Muy al contrario, ellos aprenden a dominar su propio cuerpo y a controlar sus miedos de una forma amena y lúdica. Un ejercicio físico como el snowboard vuelve a los peques, sin rodeos, más valientes.
Materiales y tablas adecuadas
Para introducir a los más pequeños en el snowboard hemos de cuidar al máximo las precauciones y el primer paso está en surtirnos de los materiales adecuados para que lo practiquen, la calidad es capital. Sin duda, una tabla adaptada a su tamaño, ropa adecuada, impermeable y ligera -los enanos pasan más tiempo en posición horizontal que vertical- y, ante todo y sobre todo un casco de altísima calidad. No olvidemos que la práctica de un deporte como el snowboard deshidrata mucho y los niños más pequeños no suelen ser tan conscientes de su sed. Al ser una activad físicamente muy exigente recomendamos hidratarlos con frecuencia.
Pistas especiales sin mucho desnivel
Para comenzar, si no queremos empezar desde cero con un instructor -idea muy recomendable siempre y cuando encontréis un especialista en niños- hay que elegir pistas sin mucho desnivel y alejadas del bullicio. Si el niño está rodeado por gente, ruidos y estímulos le será imposible concentrarse en su tabla de snowboard y en su propio cuerpo. Evitad los bordes abarrotados.
Peligros y precauciones
Finalmente recordamos mantener siempre la atención en el niño y en la pista. A veces otros snowboarders pueden despistarse y causar accidentes indeseados. Una vez que el pequeño haya desarrollado suficiente habilidad habrá que aumentar poco a poco la inclinación y la distancia, pero siempre contando con sus sensaciones.
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