¿Cómo están hechos y cuáles son los mejores cascos para snowboard?

Uno de los temas más importantes a la hora de iniciarse y de practicar snowboard es el de la seguridad y la protección. Dentro de este ámbito el casco representa el elemento más importante e irrenunciable de todos. Desde Meollo insistimos en que NUNCA Y BAJO NINGÚN CONCEPTO PRACTIQUES SNOWBOARD SIN CASCO. El riesgo es altísimo y te estás jugando una lesión con la que podrías cargar de por vida. Grandes deportistas han sufrido daños irreversibles por falta de precaución en la práctica del snowboard así que no hay nada más serio e importante que elegir el mejor casco de snowboard para adulto que se adapte a tus necesidades pero que, ante todo, ofrezca la mayor protección posible.

Crédito: casco de snowboard marca POC

¿Cómo está hecho un casco de snowboard?

Una vez que hemos comprendido que el casco no es un simple complemento estético, al igual que ocurre con las gafas de snow como explicamos detalladamente en nuestro post sobre ellas y sobre salud visual, podemos pasar a investigar los diferentes tipos de cascos  de snow que hay y sus especificaciones. En este post nos centraremos en los cascos de snow para adultos, muy pronto publicaremos uno específico para cascos de snowboard para niños.

Materiales y composición de un casco de snow

La parte externa de los cascos de snow suele estar hecha generalmente de un material denominado acrilonitrilo butadieno estireno, conocido por sus siglas en inglés ABS. Se trata de un termoplástico (es decir, un plástico que se deforma con el calor adquiriendo diversas formas) muy resistente y flexible que se inyecta en moldes específicos para crear la capa externa del casco de snowboard. Este material ofrece también una gran ligereza, imprescindible para un deporte como el snow en el cual se pasan muchas horas en la pista y en el que el cuello sufre numerosas vibraciones. Nuestro casco no puede ser pesado porque nos podría hacer daño. Un casco de moto, por ejemplo, es muchísimo más pesado que un casco de snowboard. Ello se debe a que están destinado a usos sobre superficies diferentes, en tiempos diferentes y, ante todo, a velocidades diferentes. Si bien el récord del mundo en velocidad de snowboard es de 203km/h, es bastante improbable que salgamos disparados tan deprisa por una pista normal. 

La parte intera y blanda de los cascos para snowboard se fabrica con espuma de poliestireno expandido de alta densidad, material que ofrece una gran capacidad de absorber impactos aunque no es muy resistente. Con el paso del tiempo, la espumilla tiende a degradarse,  es decir,  a adelgazarse y las celdillas que la componen se deforman. Debemos vigilar este punto con cuidado ya que si el material deja de comportarse correctamente por deformación derivada del envejecimiento ya no tendrá en su estructura el aire necesario para absorber los golpes y nuestro casco de snowboard será tan eficaz como tener en la cabeza… media sandía. 

 

Gafas de snowboard

Soporte de pared de tipo horizontal para tabla de snowboard de la marca de diseño Meollo

Finalmente, las cintas que unen el casco de snow a nuestra cabeza suelen estar hechas de poliéster que es una resina plástica muy resistente capaz de generar fibras que se pueden trenzar creando materiales muy, muy fuertes. Para cortar una de estas cintas es necesario una tijera especial, igual que ocurre con los cinturones de seguridad de los coches. La idea es que bajo ningún concepto el casco pueda salir volando y dejar al snowboarder desprotegido. Porcurad vigilar las cintas regularmente y las juntas que las unen al casco ya que suelen estar cosidas o pegadas y con el paso del tiempo y el uso esas uniones se pueden degradar. Si nos quedamos sin casco, nos quedaremos sin (nuestra) sandía.

Ventilación en los cascos de snowboard

Hay una inmensa cantidad de formas de casco pero a la hora de elegirlos necesitamos fijarnos en el hecho de que no estén completamente cerrados sino que tengan agujeros o canales de ventilación, sobe todo en la parte delantera. El sobrecalentamiento de la cabeza en un deporte como el snowboard es frecuente y si nuestro caso no ventila bien nos podemos marear o sudar en exceso. Así que no cualquier casco vale. No podemos reciclar un casco de skateboard como muchos hacen ni, por supuesto, de otros deportes menos agresivos como la escalada. (Cosas peores hemos visto en las pistas.)

Tipos de cascos de snowboard

A la hora de elegir casco de snowboard debemos tener una precaución importante y es que en algunas tiendas no distinguen bien entre casco de esquí y casco de snow, porque no son iguales.

Por un lado, podemos encontrar cascos rígidos fabricados con un material  muy duro que casi no tiene espumilla dentro. Este tipo de cascos suelen ser usados, en su versión de gama más baja, por esquiadores y niños. No los recomendamos por todo lo dicho anteriormente. Lo que nos ahorraomos en coste, lo perdemos en seguridad.

Por otro lado encontramos cascos con materiales blandos en zonas específicas que tienen contacto con el cuerpo como las orejas y la nuca. Estos son los cascos adecuados para snowboard debido a que la velocidad y los saltos causas más vibraciones que en el esquí y un mal casco  o un casco demasiado rígido puede causar lesiones importantes en zonas sensibles como el cuello y las cervicales. No olvides fijarte en el pequeño detalle de si el casco tiene espacio para las gafas de sol de snowboard que son absolutamente imprescindibles. Algunos no lo tienen y uno no se da cuenta de ello hasta que llega a la pista.

¿Un casco de snow es para toda la vida?

Lamentablemente no. A pesar de que el desembolso en un buen casco pueda ser considerable los cascos de snowboard no duran para siempre sino que, usados o no, los materiales que los componen sufren degradación con los años. Sobre todo el material esponjoso que recubre la parte interna, llamado espumilla, pierde tersura. Cuando esto ocurre disminuye su capacidad de protección y, aunque el caso esté poco usado, ya no nos protegerá adecuadamente. La vida media de un casco de alta calidad es de unos cinco años.

Recomendamos no “heredar cascos” y adquirir siempre uno personal ajustado al máximo a nuestra talla. Un mal tallaje o un desgaste acusado pueden ser peligrosos.

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